Los derivados de la matacía del cerdo, ya sea el jamón de Teruel, la conserva o los embutidos, el Ternasco de Aragón o los hongos y setas que ofrece el entorno, forman parte fundamental del patrimonio agroalimentario de Villar del Salz.
Jamón de Teruel
Imagen relacionada con la noticiaLa Denominación de Origen Jamón de Teruel, la primera de estas características de España, nace en 1984, poniendo en valor uno de los mejores jamones del país.
El jamón de Teruel proviene de la selección de las razas de cerdo blanco Landrace, Large White y Duroc. La selección genética en origen, las excepcionales condiciones climáticas de la provincia y la experiencia de los maestros jamoneros turolenses son la base de un producto único por su sabor y cualidades nutricionales.
Además, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jamón de Teruel asegura que toda pieza seleccionada cuenta con al menos 14 meses de curación y se encarga de velar porque tanto la cría del animal como el proceso de elaboración del jamón se realice íntegramente en la provincia de Teruel, tal y como estipula el propio Reglamento de la Denominación.
El resultado es un jamón de sabor suave, con el punto justo de sal y presenta un porcentaje importante de grasa infiltrada, cualidad que solo presentan atesoran los jamones más calidad.
Ternasco de Aragón
Imagen relacionada con la noticiaPor Ternasco de Aragón se entiende toda aquella carne de cordero certificada por el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Ternasco de Aragón procedente de tres razas autóctonas -Rasa Aragonesa, Roya Bilbilitana y Ojinegra de Teruel-.
En cuanto a las cualidades culinarias de esta carne destaca su aspecto rosado, con un bajo porcentaje de grasa, así como su sabor, muy suave, dado que los corderos son alimentados exclusivamente en leche materna y cereales.
Setas
La presencia de bosques, tanto carrascales como pinares, y de superficies ocupadas por monte bajo, así como las características edáficas de los suelos, hace de esta localidad un terreno en el que abundan los recursos micológicos. De entre las especies disponibles destacan por sus cualidades culinarias los rebollones o níscalos (Lactarius deliciosus) o las setas de cardo (Pleurotus eryngii), por citar algunos de los ejemplos más comunes.
En la recolección de setas es imprescindible respetar algunas normas que permiten preservar tanto los recursos micológicos como el entorno natural en el que se disfrutan:
· No remover el suelo con rastrillos u otros utensilios para así, preservar la capa vegetal del suelo.
· No deben recolectarse ni consumirse setas que no se conozcan perfectamente.
· Tampoco deben dañarse especies desconocidas o que por resultar no comestibles no se recolecte. Del mismo modo, no deben extraerse ni ejemplares jóvenes todavía sin madurar ni los envejecidos, cuyo uso culinario no es recomendable. Todas las setas son importantes para el mantenimiento del equilibrio ambiental del bosque y deben ser preservadas.
· Por lo general, las setas no deben arrancarse íntegramente, sino que deben recolectarse cortándolas por la base del pie con un cuchillo o navaja.
· En lo que respecta al transporte de los ejemplares recolectados, este debe hacerse en recipientes que permitan la caída al exterior de las esporas. Por ello, lo ideal es servirse de una cesta de mimbre.
· En caso de intoxicación o sospecha de ésta, se debe acudir inmediatamente a un centro sanitario, aportando, a ser posible, restos de las setas consumidas.